Disturbios de las aves enjauladas
“Para construir un mundo mejor, necesariamente hay que
replantear
el asunto de la
alimentación y quitar la carné del menú (…)
el planeta clama por paz y es necesario practicar actos de
paz
tres veces por día en
el comer”
Marly Winckler
(Coordinadora de la Unión Internacional Vegetariana en
América Latina)
Ser vegetariano incluso
para mí es un asunto filosófico, es un asunto de vida.
La gente aprende a tener más generosidad, en todos los
sentidos.
Uno debe escoger más: se escoge lo que se come, lo que se
compra (…).
Flavia Lippi, Periodista
Autores: Luis F. Gálvez y Azucena S. Granados
El siguiente texto pretende
resanar cierto malentendido en relación a un tipo de vegetarianismo que en estas líneas defenderemos y explicaremos. Es bien sabido la connotación neutra de esta
práctica alimenticia, los argumentos que
enarbolan esta concepción oscila entre considerarla una práctica caprichosa ejercida por personas acomodadas economicamente exageradamente preocupadas por una alimentación inocua, ligera, y sana, hasta
considerarlo como una práctica hippie de vínculos espirituales, pasando por preceptos
religiosos de pureza e integridad, existe de igual manera, una visión del
vegetarianismo que ve en los adeptos a hipersensibles sujetos desbordados
emocionalmente por los derechos de los animales y despreocupados por cualquier
otra injusticia y abuso de poder. Si bien es cierto que existen estos tipos de vegetarianismo, también existe
otro y es el que aquí nosotros reivindicaremos, al cual nos hemos aventurado a denominar "vegetarianismo activo" en contraposición con "el vegetarianismo pasivo",
caracterizado este último, por su falta de postura política y nula evocación
transformadora de la realidad. No es nuestra intención criticar el vegetarianismo
pasivo o cualquier tipo de vegetarianismo realizado por
mera salud personal o cualquier otro motivo, ya que aunque no se tenga
conciencia política sobre su valor como
herramienta de transformación social cumple sin saberlo con esta actitud y para efectos prácticos es mil
veces mejor que nada, lejano a esto, lo que intentaremos hacer es una documento
que explique los preceptos que agrupa nuestra práctica del vegetarianismo, que a su vez podrían
servir como una especie de documento de principios e introducción para los
interesados en el vegetarianismo.
Ante una triple
crisis: ecológica, económica y sociopolítica de envergadura global es necesario que los movimientos sociales de
transformación articulen nuevas respuestas y caminos de acción. El vegetarianismo activo, además
de aprovechar los innegables efectos saludables de una alimentación vegetariana
o vegana (libre de todo derivado animal) ejerce otras prácticas de
participación y se yergue como una
herramienta política de trasformación de alta validez. Desde este punto de
vista consideramos su importancia para superar un capitalismo injusto,
depredador, cruel y destructivo. Fundamentalmente el vegetarianismo activo además de ser una práctica saludable
en la alimentación pone en cuestión varios elementos que sustentan nuestro
modelo de crecimiento capitalista (en creciente
descrédito por sus resultados nefastos) además de figurar como un verdadero camino para reducir
significativamente la contaminación, la violencia, la devastación ambiental, y
el egoísmo generacional. Plantearemos a continuación las ramificaciones e
intereses de éste.
El vegetarianismo activo
y el poder
El vegetarianismo activo se hermana con ciertos preceptos
anarquistas de veta anti-autoritaria. Tiene especial
reconocimiento su lucha en contra del
poder ya que
se opone a las formas de poder y
explotación injustificables ejercidas por los seres humanos contra otras
especies animales.
En sentido estricto el poder que ejerce el ser humano contra
los animales no humanos (ya que los humanos también somos animales) se ve
reflejado en diferente actitudes y acciones de nuestra vida social, siendo la
alimentación la más obvia y rutinaria,
la alimentación a base de de animales ha sido tan arraigada en
nuestras costumbres y tradiciones que nos parece imposible ver un acto de poder
en esta práctica, por el contrario, generalmente es concebido por la mayoría de
la gente como un acto inocente,
necesario, y vital, el cual no debe o no debería replantearse ni ser objeto de
meditación. Pero ¿por qué no someter
este acto aparentemente inocente a revisión?, ¿por qué no ponerlo bajo la lupa?, ¿por qué no incluirlo en las agendas de los movimientos sociales más
progresistas? Si los activistas de estos movimientos sociales han sido capaces
de ver autoritarismo, represión, injusticias, desigualdad, brutalidad,
desprecio, en las relaciones que infunde el capitalismo neoliberal ¿por qué
muchos de ellos no han tenido la sensatez de ver el ejercicio de poder que los
humanos han tenido con los animales a lo largo de la historia y que
tristemente lo seguimos realizando sin reparo alguno? tal vez la gente sensata
responderá que los animales no merecen
reconocimiento ni inclusión en las esferas del derecho y la justicia que
utilizamos para los seres humanos y para la mayoría de la gente será
una respuesta definitoria y aceptable, pero si preguntáramos en ¿qué basan su
respuesta?, ¿cuál es la línea de
exclusión? es posible que su
aparentemente solida respuesta empieza a tambalearse como un puente al cual lo han enclavado estructuralmente en el lodo. “Dios los hizo para nosotros”, “es
la cadena alimenticia” “lo necesitamos
para vivir” son respuestas que con el minino conocimiento de ciencia podrían
ser desmentidas de manera absoluta y sin
embargo una de las más utilizadas para evitar el embarazoso cuestionamiento sobre nuestras costumbres.
"Mi hermana y yo afuera del matadero"