martes, 7 de febrero de 2012

El vegetarianismo: una herramienta política de trasformación*




Disturbios de las aves enjauladas




“Para construir un mundo mejor, necesariamente hay que replantear
 el asunto de la alimentación y quitar la carné del menú (…)
el planeta clama por paz y es necesario practicar actos de paz
 tres veces por día en el comer”
Marly  Winckler
(Coordinadora de la Unión Internacional Vegetariana en América Latina)

Ser vegetariano incluso  para mí es un asunto filosófico, es un asunto de vida.
La gente aprende a tener más generosidad, en todos los sentidos.
Uno debe escoger más: se escoge lo que se come, lo que se compra (…).
Flavia Lippi, Periodista


Autores: Luis F. Gálvez y Azucena S. Granados

El siguiente texto pretende  resanar cierto malentendido en relación a un tipo de vegetarianismo  que en estas líneas  defenderemos y explicaremos.  Es bien sabido la connotación neutra de esta práctica alimenticia, los argumentos  que enarbolan  esta concepción oscila entre considerarla una práctica caprichosa ejercida por personas acomodadas economicamente  exageradamente preocupadas por una alimentación inocua, ligera, y sana, hasta considerarlo como una práctica hippie de vínculos espirituales, pasando por preceptos religiosos de pureza e integridad, existe de igual manera, una visión del vegetarianismo que ve en los adeptos a hipersensibles sujetos desbordados emocionalmente por los derechos de los animales y despreocupados por cualquier otra injusticia y abuso de poder. Si bien es cierto que existen  estos tipos de vegetarianismo, también existe otro y es el que aquí nosotros reivindicaremos, al cual  nos hemos aventurado a denominar "vegetarianismo activo" en contraposición con "el vegetarianismo pasivo", caracterizado este último, por su falta de postura política y nula evocación transformadora de la realidad. No es nuestra intención criticar el vegetarianismo pasivo o cualquier tipo de vegetarianismo  realizado  por mera salud personal o cualquier otro motivo, ya que aunque no se tenga conciencia  política sobre su valor como herramienta de transformación social cumple sin saberlo con  esta actitud y para efectos prácticos es mil veces mejor que nada, lejano a esto, lo que intentaremos hacer es una documento que explique los preceptos que agrupa nuestra práctica  del vegetarianismo, que a su vez podrían servir como una especie de documento de principios e introducción para los interesados en el vegetarianismo.

Ante una triple crisis: ecológica, económica y sociopolítica de envergadura global es  necesario que los movimientos sociales de transformación articulen nuevas respuestas y caminos de  acción.  El vegetarianismo activo, además de aprovechar los innegables efectos saludables de una alimentación vegetariana o vegana (libre de todo derivado animal) ejerce otras prácticas de participación y se yergue  como una herramienta política de trasformación de alta validez. Desde este punto de vista consideramos su importancia para superar un capitalismo injusto, depredador, cruel y destructivo. Fundamentalmente el vegetarianismo  activo además de ser una práctica saludable en la alimentación pone en cuestión varios elementos que sustentan nuestro modelo de crecimiento capitalista (en creciente  descrédito por sus resultados nefastos) además de figurar como un verdadero camino para reducir significativamente la contaminación, la violencia, la devastación ambiental, y el egoísmo generacional. Plantearemos a continuación las ramificaciones e intereses de éste.

El vegetarianismo activo  y el poder

El vegetarianismo activo se hermana con ciertos  preceptos   anarquistas de veta  anti-autoritaria. Tiene especial reconocimiento su   lucha en contra del poder   ya que se opone a  las formas de poder y explotación injustificables ejercidas por los seres humanos contra otras especies animales.  

En sentido estricto el poder que ejerce el ser humano contra los animales no humanos (ya que los humanos también somos animales) se ve reflejado en diferente actitudes y acciones de nuestra vida social, siendo la alimentación la más obvia y rutinaria, la alimentación a base de de animales ha sido tan arraigada en nuestras costumbres y tradiciones que nos parece imposible ver un acto de poder en esta práctica, por el contrario, generalmente es concebido por la mayoría de la gente  como un acto inocente, necesario, y vital, el cual no debe o no debería replantearse ni ser objeto de meditación.  Pero ¿por qué no someter este acto aparentemente inocente a revisión?, ¿por qué no ponerlo bajo la lupa?, ¿por qué no incluirlo en las agendas de los movimientos sociales más progresistas? Si los activistas de estos movimientos sociales han sido capaces de ver autoritarismo, represión, injusticias, desigualdad, brutalidad, desprecio, en las relaciones que infunde el capitalismo neoliberal ¿por qué muchos de ellos no han tenido la sensatez de ver el ejercicio de poder que los humanos han tenido con los animales a lo largo de la historia y que tristemente lo seguimos realizando sin reparo alguno? tal vez la gente sensata responderá que los animales no merecen reconocimiento ni inclusión en las esferas del derecho y la justicia que utilizamos para los seres humanos y para la mayoría de la gente será una respuesta definitoria y aceptable, pero si preguntáramos en ¿qué basan su respuesta?, ¿cuál es la  línea de exclusión?  es posible que su aparentemente solida respuesta empieza a tambalearse como un puente al cual lo han enclavado estructuralmente  en el lodo. “Dios los hizo para nosotros”, “es la cadena alimenticia”  “lo necesitamos para vivir” son respuestas que con el minino conocimiento de ciencia podrían ser desmentidas de manera absoluta y sin embargo una de las más utilizadas para evitar el embarazoso  cuestionamiento sobre nuestras costumbres.
"Mi hermana y yo afuera del matadero"


La alimentación a base de carne, es un acto de poder, que para nuestros días rebasa toda racionalidad y factibilidad económica y ambiental, al comer una animal no sólo estamos ejerciendo un poder brutal para el animal que nos llevamos a la boca, pues, la crianza intensiva de animales se realiza en  fábricas horrendas, donde los animales han sido despojados de toda consideración y rebajados del estatus de sujetos(seres sensibles) a la de objetos que producen ganancias, donde siguiendo la lógica del beneficio, entre menos consideración y más rápido se crié a un animal más dinero supondrá. Lo anterior, ha llevado a diversas empresas a consolidar un poder inconmensurable, pero también supone un despilfarro gigantesco de recursos naturales y  uno de los mayores causante del calentamiento global -ya trataremos esto en la sección de ecología- a lo cual tenemos que añadir, que tampoco es un negocio rentable, claro si consideramos los costes sociales, ambientales, y del sufrimiento ejercido a los animales.
Existe un interesante documental llamado Erthlings(Terrícolas) dirigido por Shaun Monson en el 2005, donde se podrá atestiguar la crueldad y brutalidad que en las granjas factorías se ejerce contra los animales  utilizados para el consumo humano, para realizar este documental se necesitaron 5 años de documentación e investigación y su argumento se basa en la tesis de que la especie es una característica arbitraria igual que el sexo o la raza y es por eso que debemos rechazar la discriminación y explotación hacia los animales no-humanos (esto se denomina especismo y es el equivalente de racismo o sexismo )“El racista viola el principio de igualdad, al dar mayor peso a los intereses de los miembros de su propia raza, cuando hay un conflicto entre sus intereses y los de otra raza. El sexista viola el principio de igualdad, al favorecer los intereses de su propio sexo. Igualmente, el especista permite que los miembros de su misma especie, sobrepasen los intereses de los miembros de otras especies. En cada caso el patrón es el mismo. Racismo, sexismo, especismo”.
En este documental advertiremos también, otras  4 formas en las que explotamos a los animales no humanos. A continuación las explicaremos brevemente:

  • Mascotas: con datos duros e imágenes  de lo que sucede en EU nos explican el proceso previo a comprar los cachorros en tiendas de mascotas, las condiciones de los criaderos: sobrepoblación, insalubridad y sin socialización. Y cómo después son abandonados en las calles o asesinados en los antirrábicos (cerca de 60 mil al día), con inyección que es la forma menos dolorosa, pero también electrocutados o en cámaras de gas donde tardan cerca de 20 minutos en morir cuando sería más sencillo y “humano” la esterilización. 
  • Vestimenta:¿Qué pasó para poder vestir un atuendo de piel? Seguro la mayoría ignora como los zorros son empalados por el ano y reciben descargas eléctricas para que su piel sea utilizada en abrigos. 
  • Entretenimiento: nos muestra cómo en rodeos, corridas de toros, zoológicos y en el circo los animales son explotados y maltratados sólo para nuestra diversión.  
  • Ciencia: Nos muestra lo irracional de la experimentación en animales vivos, inyección de sustancias tóxicas, descargas eléctricas, operaciones sin anestesia, dichas pruebas las más de las veces son inútiles y tienen que ser repetidas en humanos porque las características biológicas de los animales difieren en cuanto a su  respuesta a la de los seres humanos.


El especismo es el nombre que se le da a la actitud desfavorable que los seres humanos tienen contra otras especies,  un prejuicio  histórico  que se construyó a partir de dos pilares ideológicos: la religión cristiana y la filosofía o cierta filosofía occidental que ponía al ser humano como cúspide del universo y que con el desarrollo de la ciencia y la técnica consolidó su poder.  Ya el filósofo moralista Peter Singer en  1975 en su obra intitulada: >>Liberación Animal<<  fundamentó las bases para comprender el sustento de  "la igualdad animal",   aduciendo la capacidad de sufrimiento de los animales como elemento insoslayable a la hora de tratarlos: “el principio básico de igualdad no requiere un tratamiento igual, o idéntico, requiere una consideración igual. Igual consideración para seres diferentes puede conducir a diferentes tratamientos y derechos diferentes”. Peter Singer al escribir este  libro sobre la cuestión de la ética en  el trato a los animales,  intenta expandir la esfera moral hacia otros seres vivos más allá del ser humano, y es la deconstrucción del poder culturalmente establecido la herramienta básica con la cual destruir enquistadas nociones de  una supuesta y engañosa  superioridad humana en relación a los demás animales. 

El movimiento por la liberación animal, al cual se le responsabiliza de innumerables rescates de animales, de granjas, centros de investigación y zoológicos  así como  boicots a industrias peleteras y de experimentación  animal o vivisección es una cara del vegetarianismo activo, el cual considera  a los animales como seres independientes y sensibles, y actúa en consecuencias cuando sus intereses se vean afectados o su vida esté en riesgo, este movimiento cuenta con muchos seguidores principalmente en  Inglaterra y Estados Unidos. Sin  embargo, actualmente brotan células de activistas por todo el mundo incluyendo un gran numero en países de América Latina, obviamente el alcance de sus acciones es insignificante para reducir sensiblemente la matanza de cientos de millones de animales sacrificados anualmente, sin embargo, sus acciones son altamente importantes para sacar a la luz  la opresión y explotación  de la que son víctimas inmensidad de animales. Estos grupos en forma clandestina revelan vídeos y documentos, en donde se hace patente la indiscriminada brutalidad y ejercicio de poder que practica la sociedad humana contra ellos, si no fuera por ellos muchas de las atrocidades no serían conocidas, ¡he ahí el verdadero valor de estos grupos de activistas!. Aunado a ciertas batallas ganadas en cuanto a cierre de granjas factorías, de industrias peleteras y laboratorios donde se experimenta con animales, su papel en la difusión  e información de lo que pasa en estas granjas y demás espacios de explotación, configuran la importancia de su labor. La idea básica de estos grupos es: "Los animales son seres que sienten, que sufren, que existen por sus razón, no como instrumentos para fines humanos, por lo tanto, hay que dejarlos en paz, liberarlos y respetarlos poniendo fin a la opresión y explotación donde quiera que ocurra", ya que el respeto de la vida no sólo se restringe  arbitrariamente a los miembros de nuestra especie, dicho principio moral básico de igualdad se expande hacia otras especies animales también.


El filosofo francés Michael Foucault(1926-1984) quien realizó una arqueología del poder, nos lanza una cuerda para asirnos  y desde ahí pensar el poder a través de una dimensión diferente a la común, con la cual, abrimos una ventana para asomarnos al ejercicio de poder que practica el ser humano contra las animales.
Es de pensamiento común concebir el poder como  una institución legal o ilegalmente establecida que posee los medios para ejercer su voluntad ya sea por la fuerza o mediante un mecanismo legítimamente consensado  (el Estado, la policía, una banda de delincuentes, etc.) y  que en todos los casos es un poder externo, visible, material, sin embargo, Foucault advierte una especie de trasmutación de poder hacia los individuos comunes y corrientes.  El poder comienza a infiltrarse en sus relaciones, en sus gestos, en sus posturas y actitudes, el poder crea una red por entre los individuos y dentro de los individuos,  siendo estos últimos, victimas que han sido moldeados por las estrategias represivas, autoritarias  y moralizadoras, se vuelven a la vez, depositarios y ejecutores del poder mismo. Esta es una estrategia del poder para su vigoroso funcionamiento.  Lo que Foucault llama la microfísica del poder no es más que: el poder que ha mordido a los individuos, y como metáfora zombi, los ha convertido en autómatas con la misma sed sangrienta de contagiar a cualquier incauto que pase por delante.  El poder en el cuerpo, el poder en las relaciones, el poder en el lenguaje, y en las actitudes, es una enfermedad virulenta adquirida por contagio. Esa mascara de poder no es sólo ejercida hacía otros individuos de la sociedad humana, sino también con los animales no-humanos, y es aquí donde se ejerce con más brutalidad, el ser humano en su afán incansable de dominar la tierra y con ello a las especies que viven dentro de ella ha volcado todo su poder en contra de las mismas, no sólo exterminándolos por las vías de la extinción, también mediante la exclusión de la esfera de respeto y entendimiento,  lo cual ha llevado al trato actual para con toda especie diferente a la humana. El poder se ha enraizado tanto en la organización humana que es difícil concebir unas civilización sin la mediación necesaria de éste. Esta necesidad de dominio se ha volcado contra los animales de manera indiscriminada y arbitraria.
Auschwitz  comienza cada vez que alguien mira un matadero y piensa que son sólo animales

Decíamos que el ser humano ha sido revestido de poder, que en sus gestos, en sus actitudes, en sus acciones, en su lenguaje, hay un residuo  de autoritarismo, de venganza, de dominación, de violencia, y que esta actitud es practicada con más violencia para el reino animal. Quisiéramos dejar claro pues  que si una sociedad es regulada, contenida, controlada por medio de estrategias de poder que en la mayoría de los casos es violenta, pues no tendrá otra referencia de  convivencia para con cualquier otra especie diferente a la suya más que la violencia y el sometimiento( vasta ver la violencia en las granjas factorías, las prácticas taurinas, la alimentación diaria,  la vestimenta de piel, el maltrato  a los animales domésticos, los perros de la calle, los animales en los zoológicos etc.). Si alguien piensa por el contrario que nuestra sociedad no es violenta y su organización no se nutre del ejercicio de poder, no habría más que pedirle que explique las causas más profundas de más de 50mil muertos por la guerra contra la delincuencia organizada, o las cientos de víctimas muertas por feminicidios, o la violencia creciente entre los niños en el fenómeno denominado bullying, o la extendida violencia intrafamiliar, o la intolerancia en la sociedad que parece padecer una especie de alergia social (peleas de automovilistas, indiferencia y desdén de los  usuarios de trasportes públicos, golpizas en los estadios, en las fiestas, en las universidades, en los barrios etc.)  Sin  contar la obvia violencia policial, el abuso de poder de los políticos, la arrogancia y desprecio de las clases acomodadas con las clases subalternas etc.
Es justo esto último donde la aportación del vegetarianismo activo tiene más relevancia. Dentro de esta práctica política intentamos desprendernos, desenredarnos de las ramificaciones de poder que se han enraizado  en nuestro cuerpo y que como rémoras sociales se han pegado en nuestros actos diarios. El vegetariano activo, desprecia el poder en los humanos y para con los animales-no humanos, la práctica de la generosidad, para con las especias que han sufrido de la explotación y sufrimiento trae consigo un ensanchamiento de la esfera de generosidad para con todo ser vivo, el reconocimiento de la alteridad no solo lo expresamos en términos de sociedades y diferencias culturales, sino también entre especies. El vegetarianismo activo piensa que el respeto es fundamental para una sociedad sana y organizativamente justa, por lo tanto si pregonamos respeto debemos de dar respeto sin más. No solo con generosidad puede cambiar una sociedad, sin embargo el auténtico reconocimiento del otro nos puede conducir a una organización social donde las leyes sean más justas, los derechos respetados, los deberes y obligaciones cumplidos con ética y verdadera responsabilidad.

Pero como conciliar el respeto hacia personas que violan los más básicos principios de igualdad, ¿usted respetaría a un nazi o una misógino golpeador de mujeres?, personas que sin razón alguna echan mano de su poder y diferencian, discrimina y violentan a otras personas por sus simple género,  raza,  cultura, color de piel, este tema es un apremiante en el vegetarianismo activo. Las personas que no comparten esta práctica recurrentemente se quejan de que los vegetarianos son cerrados, excluyentes, asociales que no lo respetan, pero, cierta actitud de desconfianza nace del hecho de que para el vegetariano no es fácil convivir con alguien que viola los principios de igualdad, como para usted no es agradable convivir con una racista, o ver como golpean a un mujer o con alguien que explota indígenas u obreros o con un homofóbico para el vegetariano activo no es un tema de gustos, es una actitud ética irreemplazable. No podemos negociar con el sufrimiento, la explotación y el poder, no se puede tolerar una opción discriminatoria, ¡¡he ahí la prevención del vegetariano activo!!

La alimentación a base de carne, no solo es un evento alimenticio o una necesidad nutritiva inocente que se realiza  a través de  mediaciones culturales(la gastronomía tradicional, los lugares establecidos para comer, etc.), como comúnmente se cree,   representa,  también, una práctica política que se ve reflejada; en  la reducción del otro como cosa, en la minimización de la alteridad, en  el no reconocimiento de las diferencias, en donde  no se validan, tampoco,  ni  sus derechos, ni sus necesidades. La persona cuando ingiere un bocado de carne, no solo, está satisfaciendo su paladar, está consagrando la institución de poder ejercida sobre todo el reino animal, esta  afirmando la fuerza e indiferencia para los animales que la tradición del cristianismo  disemino a través del tiempo en nuestra cultura, está solidificando la institución de poder sobre la que se sojuzga a los animales-no humanos y sobre la cual se levanta el ser humano como máxima autoridad del universo.

A raíz de los estudios de la Etología, la cual analiza el comportamiento de los animales en libertad o en condiciones de laboratorio,  nadie podrá negar que los  cerdos o las  vacas tienen sistemas nerviosos centrales similares a los nuestros y que su capacidad de sentir dolor y miedo es en ciertos casos igual o superior a la nuestra,  a su vez, las investigaciones tan interesantes sobre la vida salvaje nos muestran la capacidad de sociabilidad, el cariño, la dedicación y la inteligencia de ciertas manadas de animales silvestres,  pero, entonces ¿por qué nadie repara en el abuso, crueldad, y explotación  hacia los animales? ¿qué barrera infranqueable no nos permite extender nuestra compasión, nuestra generosidad, nuestro respeto hacia esos seres tan desafortunados?,  ¿por qué no pensar en la desmesura del otro(animal), el exceso y complejidad de su existencia? y en cambio reducirlos a objetos sin más, objetos para nuestras necesidades, si la evidencia demuestra que sufren, que sienten, que gozan, que no necesitan de nosotros, que  tienen necesidades (diferentes) ¿por qué hemos sometido a esas criaturas a tan eterna y brutal esclavitud?.  No existe ninguna certeza de que los animales sean inferiores a nosotros, algunos poseen sobrada inteligencia en relación con sus medios en los que se desarrollan, otros poseen sentidos infinitamente superiores a los nuestros, olfatos desarrollados, capacidad de volar, ojos penetrantes y poderosos, extremidades ágiles y veloces, memoria, comportamiento sociales, etc. Sin embargo, hemos, más que solidificado nuestro dominio y explotación sobre ellos basando nuestra diferenciación y superioridad en conceptos tan débiles y arbitrarios derivados de ideas como “la creación los hizo para nosotros”, “es la sobrevivencia del más fuerte”, “si ellos pudieran nos comería y nos explotarían” “dios los creo para servirnos”, este tipo de  criterios de diferenciación es posible reconocerlos en los fundamentos del racismo y del sexismo,  el simple color de piel o el origen de una persona lo hace inferior y no merecedor del reconocimiento de su alteridad y libertad, o en el caso del sexismo el simple género los excluye de derechos sobradamente merecidos, pues lo mismo pasa con el especismo, la simple condición de animal, de pertenecer a otra especie, los ha destinado, tristemente, a la categoría de servidumbre y objetos privados de toda consideración.

El hombre moderno perseguido por los fantasmas de su carne

Pero la reducción del otro como objeto tiene su contraparte, se ha originado, también, como efecto de un exceso de atención del yo, de una dedicación exagerada al culto del yo, de una construcción del sujeto social amalgamada en al fabrica del egoísmo, de la ceguera, de la indiferencia. En donde el otro (animales,) se ve reducida al estatus de instrumento para el beneficio propio, en el mejor de los casos, o como algo sin importancia que no merece atención, tiempo, ni dedicación. Lo otro no genera en mi la necesidad de compartir, de escuchar, de hablar, de entender ni de respetar, de  integrarlo dentro de mi  universo social, si no que esta fuera de toda consideración moral. Toda la atención y dedicación se enfoca en las necesidades y aspiraciones del "yo", de manera egoísta el  hombre de nuestra época no ve más allá de sus narices, ni tiene la más mínima preocupación sobre lo que le rodea,  ensimismado  dentro de una cápsula ficticia blindada para cualquier sentimiento de culpa y responsabilidad sobre lo que ocurre fuera de su reducido mundo autista transcurren sus días. Una de las  preocupaciones del vegetariano activo es cómo salir de esa esfera de individualismo y egoísmo, como ensanchar sus intereses y  preocupaciones de manera ética para con los miembros de la sociedad humana y para los  animales no-humanos, resolver esa separación aparentemente irreconciliable  es tarea diaria y constante de nuestra práctica y activísimo.
Cabría preguntarse aquí, nuevamente,  ¿por qué las personas comprometidas en movimientos sociales, que luchan en contra del poder, en sus diferentes expresiones: racismo, sexismo, injusticias, contaminación ambiental, etc. no logran tomar en cuenta este tipo de explotación, esta injusticia diaria cometida en contra de los animales?, ¿por qué no lo toman en serio?, y dedican un poco de su tiempo a analizar esta situación, ¿porqué si su compromiso es tan coherente y penetrante no ensanchan su mirada y su preocupación hacia otras especies? Nosotros creemos que es tiempo que los movimientos sociales de toda índole integren en su agenda algo tan serio y preocupante como la explotación animal y el deterioro ambiental producto de la industria de la carne, ¿acaso será imposible? ¿acaso el paladar de estos activistas, no  tiene por qué sufrir ninguna restricción de libertad? ¿acaso hay cosas más apremiantes?. en el siguiente apartado advertiremos una verdad oculta, y es que la reducción en la cría de animales significaría, más alimento para las personas, mas recursos para las ciudades, mas futuro para las generaciones venideras, 

El vegetarianismo activo y la ecología

Etapa Final


El consumo de carne es hoy el mayor problema ambiental y social del planeta, aunque nosotros todavía no tengamos conciencia  de ello es importante resaltar  que es  el problema número uno en cuanto a deterioro y despilfarro de recursos naturales. En el 2006 un reporte de la Organización de las Naciones Unidas muestra que  la industria de la carne contamina más que todos los autos, aviones y barcos del mundo juntos.  El criar animales para el consumo humano consume tantos recursos que el vegetarianismo activo es una de las mayores contribuciones para salvar el planeta. Diversos  especialistas en la materia han enfatizado que  “si queremos resolver el problema de la capa de ozono, de hambre, de la distribución y concentración del ingreso tenemos que trabajar en el consumo de carne, por absurdo que esto parezca”. Pues bien, no se trata de ningún absurdo, ni catastrofismo manipulador, es una realidad que desborda cualquier intento de bienestar ambiental, y de  sostenibilidad en el crecimiento que impulsa  el capitalismo neoliberal.

Uno de los principales contribuyentes al cambio climático es la cría  de animales para consumo humano. Extensas plantaciones de monocultivo están arrasando a ritmo vertiginoso los bosques y selvas de América Latina, el producto de estas plantaciones es destinado principalmente para la alimentación del ganado, ya la organización no gubernamental GRAIN nos ha advertido que “ Todos estos cultivos, y toda esta expansión de monocultivos, son causas directas de deforestación, desalojo de las comunidades locales de sus tierras, contaminación del agua y el aire, erosión del suelo, y destrucción de la diversidad biológica”, en el estudio titulado “Paremos la Fiebre de los agro combustibles” esta ONG  coloca en su justa dimensión la contribución de la agricultura industrial de monocultivo o extensiva que en la mayoría de los casos es destinada para la alimentación de animales, en su papel sobre el cambio climático. Meditemos el siguiente ejemplo:   En un país como Brasil (…) resulta que el 80% de los gases de efecto invernadero no provienen  de los automóviles si no de la deforestación, en parte ocasionada por la expansión de las plantaciones de soja y caña de azúcar.  Si  tenemos en cuenta que el trasporte mundial es responsable del 14% de las emisiones de efecto invernadero, pero la agricultura per se es responsable del mismo porcentaje de emisiones de gases con efecto invernadero, a la cual agregándole las emisiones producidas por el cambio de uso del suelo, el transporte y la fabricación de insumos, advertiremos que la  agricultura es responsables de un 41% en el cambio climático. Esta advertencia se ajusta a la agricultura industrial, extensiva de monocultivo y destructora, exactamente la que se emplea para alimentar el ganado y los animales para consumo humano. Sin embargo, una agricultura campesina, diversificada, sustentable resulta claramente beneficiosa para el medio ambiente la sociedad y los animales en general.

La cría de animales para comida despilfarra agua, todo aquel que se auto-nombre ecologista o que piense que posee conciencia ambiental y coma carne, encontrara una incoherencia tan profunda en sus actos tal como aquel que lucha por la paz  pregonando la guerra. Esta chifladura anda así: 455 gr. de carne requieren casi 10,000 litros de agua, cuatro litros de leche de vaca casi 3 mil litros de agua. Es inconcebible la magnitud de desperdicio de agua que la cría de ganado requiere para su funcionamiento, pero por qué sigue funcionando si es tan ineficaz, la respuesta a esta pregunta nos la da el experto en asuntos de índole animal Peter Singer, toda esta locura funciona porque en la carne no va incluido los costos ambientales ni sociales de su producción, si fuera lo contrario sería casi inoperable el negocio. También es factible por los subsidios, exenciones fiscales y créditos destinados al sector, a lo que hay que añadirle el gran poderío histórico de los ganaderos y sus vínculos políticos que permiten que funcione y sea abrumadoramente rentable. Si tu decidieras llevar una vida vegetariana o vegana ahorrarías 4 millones 927 mil litros de agua cada año,  para tener una idea de la cantidad de agua que salvarías, podrías dejar abierta la l regadera las 24 horas del día durante los 354 días del año y aún así ahorrarías más agua que aquel que se alimenta a base de carne. Cuando te alimentas a base de carne consumes 4,800m2 de árboles anualmente, esto se da  por motivo del terreno destruido para sembrar  granos y demás forraje alimenticio.

Los miles de millones de animales criados para alimento  no solo consumen la mayoría de  nuestra agua y alimentos sino que excretan la mayoría de los desechos, tan solo en los Estados Unidos estos animales excretan 130 veces que toda la población humana, 39,130gr por segundo de excremento,  estos derrames concentrados contaminan el agua destruyen la capa verde del suelo y contaminan los mantos freáticos.
Los océanos se están muriendo por la pesca industrial, se están creando zonas muertas a raíz de la inescrupulosa rapiña de los barcos pesqueros y de la industria de mariscos.
Brota por todos lados, como de una tubería rota el agua pútrida, ejemplos de la catástrofe que ocasiona la cría intensiva de animales para el consumo humano: excrementos altamente contaminantes, desperdicio excesivo de agua pura, desertificación en bosques y selvas, y hambrunas provocadas por la sinrazón de destinar alimento, primero al ganado que a los seres humanos  son algunas de las consecuencias más sobresalientes de esta práctica, que empeñan el futuro de nuestro planeta y confiscan el bienestar de las generaciones venideras.  A este respecto el vegetarianismo activo, no solo no contribuye al  no servirse de estos productos cárnicos, si no que a la vez sugiere una alternativa. El vegetarianismo activo al percatarse del desbarajuste ecológico en el que se encuentra liado el planeta opta por una modelo de vida frugal con lo cual comparte gran simpatía teórica y práctica con el movimiento ecológico-social del decrecimiento, al considerar que “no se puede consumir de manera infinita en un planeta finito” opta por la simplicidad voluntaria en el consumo y en la producción,  lo cual quiere decir vivir más con menos, buscar la felicidad en otros motivos que no sean el consumo desmedido y el trabajo esclavizante, busca consumir productos ecológicamente sustentables y socialmente justos donde la responsabilidad guié las decisiones, así como un alternativa verdadera al modelo de producción que no intente pintar de verde el capitalismo, si no que por el contrario, cambie la lógica del capitalismo, deconstruya las verdades inamovibles sobre las que hemos construido nuestra sociedad, como la necesidad de crecimiento económico( que provoca pobreza, contaminación, vidas vacías, destrucción de la naturaleza etc.)  la desdicha del trabajo alienante rutinario, por uno que ocupe memos horas y destine la totalidad del tiempo a empresas más constructivas y creativas, así como a la reparación y fortalecimiento de los lazos sociales tan desgarrados en nuestro tiempo, habrá también que  revalorar   ciertos conceptos como naturaleza, trabajo, animales, vida, felicidad, como parte de las nuevas prácticas que exige esta época.
El vegetarianismo activo apuesta , junto con el decrecimiento, por las virtudes de lo pequeño, somos conscientes de que el desorden ecológico y social, en parte es ocasionado por las abrumadoras cantidades de personas que se agrupan desordenadamente en la ciudades u  “ordenadamente”, su consumo y sus necesidades, así como su derroche y ambiciones,  imposibilitadas de ante mano para organizarse, para decidir colectivamente, para llevar una  vida sustentable y responsable, estas agrupaciones son antes que nada masas informes que sociedades con intereses comunes, es por eso que se recogen demandas del decrecimiento como la convivencia en grupos pequeños, reducir el tamaño de las ciudades y la preponderancia de lo local sobre lo global, es decir reducir las distancias entre trasportes, personas, mercancías y actividades  comerciales. Trabajo arduo y utópico, pero inevitable para los próximos años si es que se quiere conservar el planeta para las nuevas generaciones.

Hemos traspasado el límite de carga del planeta sin reparo alguno, y seguimos rebasándolo, desde que el Club de Roma en el 72 advirtió sobre los límites del crecimiento económico  han pasado 4 décadas y se ha avanzad casi nada, más bien, nada.  En el marco del  protocolo de Kioto y otras supuestas soluciones hemos tenido la  reacción cínica comparable a la  de aquel sujeto  que ve que su casa está inundada por un chorro constante de  agua que brota  de su ducha y en vez de cerrar el grifo para acabar con el problema opta por poner varias toallas por toda la casa,  conteniendo momentáneamente los desfiguros, pero sin lugar a dudas perpetuando infinitamente el problema.  A pesar de las recurrentes llamadas de atención y datos críticos sobre el calentamiento global, deterioro ambiental, y la  hecatombe ecología seguimos metiendo la cabeza dentro de la tierra.  “Algunos datos sobre la huella ecológica resultan muy ilustrativos: desde el año 1990 estamos viviendo por encima de la capacidad de carga del planeta. En el año 2003, debido al crecimiento económico, se superó la capacidad de regeneración del planeta en un 25%, Los países del Norte están derrochando los recursos que la naturaleza conservó durante millones de años, haciendo disminuir cada vez más la biodiversidad e impidiendo el acceso igualitario de la población a estos bienes. La crisis ecológica se hace patente en el agotamiento de los recursos naturales (materias primas y combustibles fósiles), en la destrucción y fragmentación de los ecosistemas y en el desbordamiento en cuanto a niveles de contaminación de los sumideros; al ritmo de consumo actual nos queda petróleo para 40 años, uranio para 70… y los efectos globales de la contaminación cada vez son más alarmantes: cambio climático, etc.”
Si bien,  el vegetarianismo activo no es por mucho la solución integral al deterioro ambiental, si contribuye en apalear y virar en el camino, pues resulta que una gran contribución de este deterioro proviene de los desechos y requerimientos para la crianza, distribución y reproducción de estos animales, además que como sujetos consientes el vegetarianismo activo prefiere vivir una vida sobria, frugal simple, dichosa, apegada a la naturaleza y respetuoso de sus ciclos y sus habitantes terráqueos. (continuara...)

* Todas las imágenes de este artículo son de Sue Coe, para más información da click aquí

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