“Si el consumismo fuera una acción positiva, de libertad, que ampliara la solidaridad entre los seres humanos y al ejercerlo se contribuyera al bienestar general y a cuidar el medio ambiente, entonces los grandes Malls, esas pulcras y pacificas plazas comerciales que se extienden vertiginosamente por todo lo ancho y largo de las ciudades del mundo serían sitiadas y hostigadas por policías antimotines dispuestos a detener y silenciar hasta el último de los rebeldes consumistas, entonces nuestros bien logrados Malls serían las trincheras de lucha, en cambio y con diez años luz de diferencia el poder sitia y destruye las propuestas que se oponen al consumismo rapaz”.
Mediante una innovadora forma de hacer documental, en la cual se utiliza imágenes de archivo y escenas extraídas cuidadosamente de otros documentales con temáticas variadas fusionadas con mezclas electrónicas de música y samplers significativos que expresan las ambigüedades y singularidades extravagantes de nuestro sistema de organización social donde el consumismo y la depredación ambiental dirigen el destino de los terrícolas, el director va tejiendo una narrativa sórdida y a la vez rítmica sumamente interesante de nuestra contrariedad más preocupante: el desgajamiento de los lazos sociales de convivencia y el paso a la hiperealidad de lo social donde las ficciones más confusas se hacen realidad, donde la ficción insulta lo creíble: muñecas de caucho hipersexualizadas que cada vez cobran más demanda a pesar de precios exorbitantes, sistemas carreteros hipercomplejos en contraste con la incomunicación creciente en los miembros de la sociedad, construcción de centros comerciales multimillonarios a espaldas de zonas hipermargindas, consumo del 80% de los recursos naturales del mundo a manos del 20% de la población mundial, la más rica por cierto, trabajo semi-esclavo y esclavo en el campo y las fábricas del tercer mundo destinado a abastecer de lujos a los consumidores adinerados del norte, etc.
Surplus es una especie de experimento audiovisual de innegable atracción, donde las imágenes se suceden e interactúan orgánicamente con las mezclas electrónicas y los samplers de discursos y declaraciones de iconos de la política y la cultura, el universo visual al que recurre la cinta abarca desde grabaciones de enfrentamientos en Seattle y Génova hasta comerciales hipercolororidos y animados pasando también por imágenes espectaculares de los elementos característicos de megaciudades, como complejos carreteros, gigantes edificios, obreros trabando, líderes mundiales etc. En cuando a la música es de peculiar atracción las mezclas y elementos dub y breakbeat que se entrelazan en la cinta, también es algo interesante la conexión musical durante toda la cinta la cual evoca a una especie de set electrónico con sus altibajos que crea una atmosfera envolvente para el espectador.
Esta cinta intenta llamar la atención y provocar la reflexión sensata sobre la acción social tan generalizada de consumir, algo que a simple vista pareciera tan inofensivo y casi natural: el consumir para satisfacer deseos, se nos muestra en toda su realidad objetiva, y utilizando los mismos medios y estrategias para vender(comerciales, y propaganda), simplemente editados a una nivel mínimo, el director logra expresarnos la fatalidad y el demencial alcance del consumismo a nivel planetario, el director nos revela el circulo vicioso que se da para la óptima realización de las mercancías en donde la sociedad demanda la compra de productos para los cuales se debe de tener dinero o créditos y en este mismo tenor el trabajo debe de ser extenuante y adictivo.
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