martes, 30 de octubre de 2012

Un día en la perrera por Gonzalo Mallarino

Compartimos con ustedes la crónica del escritor Gonzalo Mallarino quien acompañó a los hombres que se encargan de capturar a 40 mil perros callejeros en Bogotá y estuvo con los animales hasta que les practicaron la eutanasia.

"En el hombre hay mala levadura (.),
pero el alma simple de la bestia es pura".
Rubén Darío
 
 
¿Proteges a unos y te comes a otros? ¿Dónde radica la diferencia? En tu grado de especismo, nada más.
 
 
"Maní", mi perro labrador, tiene 14 años. Por tanto tiene 98 años humanos. Hemos ido juntos al mar. Nos hemos metido en los bosques y por los cerros. Hemos montado juntos en avión. Hemos visto atardecer desde el parque entre los pinos y los eucaliptos. Él estuvo cuando empezaron a caminar los niños. Él duerme a mi lado todas las noches de mi vida. Ahora está sordo y muy ciego. Pero sabe desde las telarañas de los ojos y desde los vestíbulos oscuros del olfato dónde estoy cada segundo. Ahora, ¿cómo le explico lo que vi? ¿Lo que hice hace unos días? Tengo vergüenza con él. Siento indignidad al acercármele.

Hace unos días estuve en un operativo de recolección de perros callejeros organizado por el Centro de Zoonosis de Bogotá. Por la perrera municipal. Salimos en tres vehículos. Un camión recolector con cinco operarios del Centro. Una unidad de la policía de la localidad con dos efectivos. Y un auto donde iban los funcionarios de saneamiento del hospital de Engativá. Íbamos hacia el occidente. Entramos al Minuto de Dios. El camión empezó a andar despacio. Los operarios miraban para todos lados. Pronto vimos un perro pardo. Mediano de tamaño. Sucio. Echado en el andén. El camión se acercó a unos diez metros y uno de los operarios que venían en los estribos del camión se botó al asfalto en plena marcha. Corrió hacia el perro. El perro no hizo nada porque no se dio cuenta de qué estaba pasando. El operario llevaba en las manos un palo largo. Que terminaba en un aro con una malla gruesa y ancha. Llegó por detrás y le echó la malla por encima al perro. Lo levantó y el perro empezó a dar tarascazos y a ladrar y mover las patas tratando se salirse de la malla. El operario se llamaba Dávila. Empezó entonces a dar vueltas con el perro entre la malla. Varias vueltas con la vara extendida y el perro por el aire entre la malla. El perro se mareó y dejó de luchar. Dávila se acercó al camión y le pasó la vara a uno de los operarios que iban en el platón. A los que llaman "ascensoristas". El perro se despabiló y empezó a gemir y a ladrar. El operario lo alzó y lo botó entre el platón cerrado con tablas y barras de hierro como una jaula. El animal se golpeó con una punta de la jaula y empezó a botar sangre. Camilo, el fotógrafo, y yo lo miramos por la ventanilla de la cabina. Yo pensé en "Maní".

martes, 14 de agosto de 2012

Por una vida más frugal

"La filosofía del 'decrecimiento' reivindica que debemos trabajar menos para vivir mejor. Propone una crítica constructiva y pluridisciplinar que ponga en cuestión la búsqueda obsesiva del "cada vez más"



En el origen de la grave crisis actual hay una nueva manifestación de la desmesura, de la búsqueda infinita de omnipotencia. Las empresas y entidades financieras han estado persiguiendo obtener unos beneficios en crecimiento perpetuo. En esta búsqueda incesante del "cada vez más", los mercados existentes no bastaban, y hubo que crear mercados incluso donde no existían. Las consecuencias de todo ello en la economía real serán por desgracia de amplio alcance, y afectarán especialmente a los más débiles. Como consecuencia de esta crisis, la mayoría de nuestros dirigentes, antes neoliberales, de repente parecen haber descubierto a Lord Keynes. Pues bien, ¿qué es lo que Keynes nos dice? "La dificultad no es tanto concebir nuevas ideas como saber librarse de las antiguas".
Eso es lo que pretende el movimiento del "decrecimiento", que propone una crítica constructiva, argumentada, pluridisciplinar, de rechazo de los límites que constriñen nuestras sociedades contemporáneas, para así poder liberarnos de ese "cada vez más". La filosofía del decrecimiento trata de explicar que en muchas ocasiones "menos es más".

martes, 24 de abril de 2012

Aquí y ahora: la importancia de la experimentación social

Suricato - Innovación y decrecimiento
André Gorz fue un intelectual heterodoxo cuya actividad de reflexión y escritura ocupó toda la segunda parte del siglo veinte. Originario de la escuela existencialista francesa, extramuros de la academia realizó interesantes análisis de las transformaciones del capitalismo industrial, del trabajo y la clase obrera. Sus reflexiones también se irradiaron hacia la ecología política campo sobre el cual mostró un interés pionero. El 24 de septiembre de 20007 André Gorz, a la edad de ochenta y tres años se suicidó junto a su mujer Dorine. Sus cuerpos fueron encontrados en la cama uno junto al otro. Se habían inyectado una dosis letal de drogas. Ejercieron su derecho a una muerte digna.

 En sus últimos años de vida, Gorz, mostró simpatías por el decrecimiento. En un artículo del año 2007 decía, siempre lúcido, que "el decrecimiento de la economía fundada sobre el valor de cambio ya tiene lugar e irá a más. La cuestión está sólo en saber si adoptará la forma de una crisis catastrófica padecida o la de una opción de sociedad autoorganizada, fundando una economía y una sociedad más allá de salariado y de las relaciones mercantiles, cuyas semillas habrán sido sembradas por experimentaciones sociales convincentes". 
 Siguiendo con su razonamiento podemos agregar que la importancia de la experimentación social se debe a dos motivos: por una parte porque permite a aquellos que han optado por una crítica a las actuales formas de vida bajo el productivismo puedan encontrar formas coherentes de ligar sus valores y sus prácticas vitales. Por otra parte, y llegado el caso, si se cumplen los pronósticos de una debacle civilizatoria, se podrá disponer de una reserva común de prácticas sociales que sirvan como modelo ampliable a la sociedad de supervivencia que, con toda probabilidad, emergerá de las ruinas del productivismo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Guía de iniciación de dieta vegetariana

Les dejamos esta guía que resuelve muchas dudas y mitos respecto a ¿como hacernos vegetarianos? Publicado por el Comité de Médicos por una Medicina Responsable Guía de Iniciación para una Dieta Vegetariana

martes, 7 de febrero de 2012

El vegetarianismo: una herramienta política de trasformación*




Disturbios de las aves enjauladas




“Para construir un mundo mejor, necesariamente hay que replantear
 el asunto de la alimentación y quitar la carné del menú (…)
el planeta clama por paz y es necesario practicar actos de paz
 tres veces por día en el comer”
Marly  Winckler
(Coordinadora de la Unión Internacional Vegetariana en América Latina)

Ser vegetariano incluso  para mí es un asunto filosófico, es un asunto de vida.
La gente aprende a tener más generosidad, en todos los sentidos.
Uno debe escoger más: se escoge lo que se come, lo que se compra (…).
Flavia Lippi, Periodista


Autores: Luis F. Gálvez y Azucena S. Granados

El siguiente texto pretende  resanar cierto malentendido en relación a un tipo de vegetarianismo  que en estas líneas  defenderemos y explicaremos.  Es bien sabido la connotación neutra de esta práctica alimenticia, los argumentos  que enarbolan  esta concepción oscila entre considerarla una práctica caprichosa ejercida por personas acomodadas economicamente  exageradamente preocupadas por una alimentación inocua, ligera, y sana, hasta considerarlo como una práctica hippie de vínculos espirituales, pasando por preceptos religiosos de pureza e integridad, existe de igual manera, una visión del vegetarianismo que ve en los adeptos a hipersensibles sujetos desbordados emocionalmente por los derechos de los animales y despreocupados por cualquier otra injusticia y abuso de poder. Si bien es cierto que existen  estos tipos de vegetarianismo, también existe otro y es el que aquí nosotros reivindicaremos, al cual  nos hemos aventurado a denominar "vegetarianismo activo" en contraposición con "el vegetarianismo pasivo", caracterizado este último, por su falta de postura política y nula evocación transformadora de la realidad. No es nuestra intención criticar el vegetarianismo pasivo o cualquier tipo de vegetarianismo  realizado  por mera salud personal o cualquier otro motivo, ya que aunque no se tenga conciencia  política sobre su valor como herramienta de transformación social cumple sin saberlo con  esta actitud y para efectos prácticos es mil veces mejor que nada, lejano a esto, lo que intentaremos hacer es una documento que explique los preceptos que agrupa nuestra práctica  del vegetarianismo, que a su vez podrían servir como una especie de documento de principios e introducción para los interesados en el vegetarianismo.

Ante una triple crisis: ecológica, económica y sociopolítica de envergadura global es  necesario que los movimientos sociales de transformación articulen nuevas respuestas y caminos de  acción.  El vegetarianismo activo, además de aprovechar los innegables efectos saludables de una alimentación vegetariana o vegana (libre de todo derivado animal) ejerce otras prácticas de participación y se yergue  como una herramienta política de trasformación de alta validez. Desde este punto de vista consideramos su importancia para superar un capitalismo injusto, depredador, cruel y destructivo. Fundamentalmente el vegetarianismo  activo además de ser una práctica saludable en la alimentación pone en cuestión varios elementos que sustentan nuestro modelo de crecimiento capitalista (en creciente  descrédito por sus resultados nefastos) además de figurar como un verdadero camino para reducir significativamente la contaminación, la violencia, la devastación ambiental, y el egoísmo generacional. Plantearemos a continuación las ramificaciones e intereses de éste.

El vegetarianismo activo  y el poder

El vegetarianismo activo se hermana con ciertos  preceptos   anarquistas de veta  anti-autoritaria. Tiene especial reconocimiento su   lucha en contra del poder   ya que se opone a  las formas de poder y explotación injustificables ejercidas por los seres humanos contra otras especies animales.  

En sentido estricto el poder que ejerce el ser humano contra los animales no humanos (ya que los humanos también somos animales) se ve reflejado en diferente actitudes y acciones de nuestra vida social, siendo la alimentación la más obvia y rutinaria, la alimentación a base de de animales ha sido tan arraigada en nuestras costumbres y tradiciones que nos parece imposible ver un acto de poder en esta práctica, por el contrario, generalmente es concebido por la mayoría de la gente  como un acto inocente, necesario, y vital, el cual no debe o no debería replantearse ni ser objeto de meditación.  Pero ¿por qué no someter este acto aparentemente inocente a revisión?, ¿por qué no ponerlo bajo la lupa?, ¿por qué no incluirlo en las agendas de los movimientos sociales más progresistas? Si los activistas de estos movimientos sociales han sido capaces de ver autoritarismo, represión, injusticias, desigualdad, brutalidad, desprecio, en las relaciones que infunde el capitalismo neoliberal ¿por qué muchos de ellos no han tenido la sensatez de ver el ejercicio de poder que los humanos han tenido con los animales a lo largo de la historia y que tristemente lo seguimos realizando sin reparo alguno? tal vez la gente sensata responderá que los animales no merecen reconocimiento ni inclusión en las esferas del derecho y la justicia que utilizamos para los seres humanos y para la mayoría de la gente será una respuesta definitoria y aceptable, pero si preguntáramos en ¿qué basan su respuesta?, ¿cuál es la  línea de exclusión?  es posible que su aparentemente solida respuesta empieza a tambalearse como un puente al cual lo han enclavado estructuralmente  en el lodo. “Dios los hizo para nosotros”, “es la cadena alimenticia”  “lo necesitamos para vivir” son respuestas que con el minino conocimiento de ciencia podrían ser desmentidas de manera absoluta y sin embargo una de las más utilizadas para evitar el embarazoso  cuestionamiento sobre nuestras costumbres.
"Mi hermana y yo afuera del matadero"